Lunita ha sufrido mucho porque fue criada con mucho amor y atención como si fuese un bebe humano, llegando a dormir y comer junto con su dueño, pero la vida cambio para su dueño y como consecuencia, también para ella.
Paso de estar todo el día suelta y en compañía a estar todo el día metida en una jaula y sola, se arrancó todas las plumas de su cuerpo incluida la cola.
Al llegar a nosotros volvió a recuperar la alegría y dejo de arrancarse las plumas.
Le encanta ver a otros de su especie pero no demasiado cerca porque le da miedo, porque ella se siente humana y no un yaco.
Solo se arranca las plumas cuando pasa momentos de estrés o miedo.
En la terrible tragedia que vivimos cuando nos robaron 3 yacos, ella era una de ellos, por lo que sus miedos y inseguridades han incrementado.
A ella tuvimos la suerte de poder recuperarla.
Si quieres apadrinar /amadrinar a Luna, estaremos encantados de que vengas a conocerla.